EUROPA

AGORA99 Rome – Day 1 – dibujamos la ruta

AGORA99 Rome – Day 1 – dibujamos la ruta

¡Empezamos! Agora99 desembarca en Roma tras un año de la primera edición madrileña. Después de meses de discusiones, preparativos, reuniones mumble europeas, relaciones estrechas, hilos anudados o reanudados, más de doscientos personas desde España, Polonia, Grecia, Turquía, Alemania, Reino Unido, Portugal, Holanda, Austria, Suecia, Bulgaria, Rumania y delegaciones desde toda Italia: el reto de la participación y la cooperación ha sido alcanzada.

El primer encuentro introductivo se ha desarrollado en el espacio ocupado Communia: se ha planteado el programa de los tres días de meeting euromediterraneo y el infopoint ha seguido organizando la acojida y solucionando los problemas de la última hora. Más tarde en otro espacio autogestionado del barrio de San lorenzo, ESC Atelier, se ha alojado el primer debate, circular y colectivo, para compartir perspectivas diferentes sobre la categoría precaria que definimos, de manera aproximativa, Europa. La apuesta consiste en la misma posibilidad para los movimientos, de «crear un lenguaje capaz de traducir prácticas locales que excedan los límites, sujetivos y espaciales, impuestos por el gobierno de la austeridad».

Una discusión densa, en la cual decenas de interventos se han sucedido por más de tres horas. No es ahora el momento, al principio del meeting, en el cual hay que sintetizar y concluir la discusión en un texto breve. Mejor, queremos transcrivir solo algunas notas iniciales, trazas de una ruta indefinida, coordenadas de un recuerdo que no premite ningún éxito predeterminado o agenda rígida, pero que se plantea muchas cuestiones y deja abierto un proceso de organización transnacional.

Entre las muchas complejidades emergidas a lo largo de la primera mesa redonda, «Which common struggles in Europe?», algunas se repetían por muchos participantes: ¿En qué espacio se colocan los movimientos actuales? ¿Qué Europa viven los colectivos que de manera difundida, con temporalidades diferentes, alimentan resistencias en contra de las políticas de austeridad?

Preguntas compartidas, que viven más allá de un debate teórico, pero están informados por la materialidad de los conflictos. Un espacio europeo de acciones y percepciones comunes està percibido como una urgencia que no se puede aplazar: las políticas de austeridad devastan nuestras vidas, entre memorandums y leyes de estabilidad; el mismo nacimiento de un «sector productivo de la renta nos dá la cifra de como la solidaridad se ha cambiado por competición y lo colectivo por individualismo; el chantaje de la deuda y de la precariedad desmantelan sin parar y con siempre más ferocidad los servicios públicos».

En este escenario no podemos más que decirnos: «Europa es una bomba de relojería a punto de estallar». Este es el punto de partida que impone la necesidad de pensar un espacio europeo de los movimiento: su «conjunción es el marco necesario para salir de la contraposición entre los bloques políticos», la asimetría entre los movimientos europeos es el gran reto para crear «crear coalicciones en aquellos lugares que, como en el sur de Europa, son más golpeados por la crisis».

¿Cómo crear procesos no solo destituyentes hacia las instituciones europeas de la moneda de la austeridad, capaces de dibujar un espacio común en el cual actuar? ¿Qué quiere decir «construir un proceso constuyente en un lugar como Alemania, el corazón de la bestia en la crisis? Al interior de la sociedad alemana se multiplican lineas de segmentación, como la «precarizazión y la flexibilización del trabajo, o los nuevos bloques de entrada impuestos a los ciudadanos europeos que se encuentran en paro».

«Cambiar la piel» es una prerrogativa ineludible para alimentar «nociones comunes que pueden nacer exclusivamente de las luchas». La «capacidad constituyente de los movimientos tiene que estar arraigada en muchos lugares, en inumerables lugares: desde los espacios metropolitanos liberados, hasta las cooperativas agrícolas», pero también comprendiendo qué relación es posible con las estructuras historicamente organizadas como sindicatos, recordando que en las definiciones de las alianzas entre sujetos diferentes siempre hay el «riesgo de infiltraciones de las instituciones y la institucionalización de los movimientos».

Entonces, ¿cuáles son los instumentos de búsqueda común que más allá de las diferentes temporalidades y lenguajes, encuentran una caja de resonancia más allá de la nacionalidad? Este reto nos parece ya iniciado y el taller sobre la red, democracia y tecnopolítica (que tuvo lugar por la tarde en el Nuovo Cinema Palazzo) nos ha dado instumentos importantes para «un hacer red de manera transversal, hecho de relaciones distributivas que surgen de la emotividad de los sujetos». A partir de la elaboración madurada sobre la red por los movimientos españoles en la experiencia del 15M, hemos planteados como hacer de la web y de las redes sociales una campo de batalla para la guerrilla digital en un espacio que ni es neutro ni es llano, pero en los cuales hay que construir herramientas para combatir como «legiones» imponiendo «un contagio tecno-logicamente estructurado». Una red hecha por cuerpos y colectividades que se mueven tanto en la red como en la calle.

Los primeros momentos asemblearios de Agora99 en Roma, nada narrativos sino proyectuales, nos han dado esta complejidad de debate y ese reto de nivel, una verdadera asamblea, no cartel político o red limitada, pero proceso abierto en toda su construcción e intención de pensar un nuevo «método» de elaboración y decisión colectiva que sea totalmente transnacional.